miércoles, 12 de mayo de 2010

El trueno entre las hojas

Vamos a hacerle el merecido homenaje. Había pensado hacerlo con "Carne" si pisaba una parrilla, pero se me adelantó el Cafe du Sens... Hablaba de la legendaria, la única, la exhuberante Coca Sarli.
Ella venía de ser Hilda Isabel Gorrindo Sarli, entrerriana modelo, elegida Miss Argentina y devenida actríz cuando Armando se la llevó al NE para interpretar esta película, basada en un cuento de Augusto Roa Bastos, que intervino en la adaptación cinematográfica, sacándole algo del manifiesto social para dejar paso a tamaños pechos. Corría el año 1957 y la Coca, con un whisky encima, se mandó al agua, pasando a la inmortalidad, rompiendo la quietud del follaje con ese cuerpo voluptuoso en blanco y negro, bañada por el sol esa palidez inmensa, concediendo sensualidad a los yerbatales y a la zafra. Y haciendo el primer desnudo frontal del cine argentino (dicen algunos que el de la Zubarri que era de espaldas fue trucado. No sé. Yo no estaba ahí para testimoniar)
Y me acordé de la peli cuando entré al Café du Sens, o Café de los Sentidos. Sentidos despertados por la Coca en la pantalla, sentidos despertados por lo que te ofrecen en este espectacular local de Nueva Córdoba. Sentidos aplicados a esas hojas de té que como las de la historia, retumban frente al trueno en una taza.
En las dos primeras plantas de un edificio se yergue, imponente, conservando la fachada de la casona que diera espacio para la nueva mole edilicia, el lugar en cuestión. Apenas pasamos la reja de entrada, un pequeño patio embaldosado con damero y mesitas de hierro invita para una tarde cálida. Adentro, en la planta baja un par de mesas, arriba más mesas, una de conferencia grande y dos livings permiten también el relax de los parroquianos.
Comenta mi amigo Iván que hay un abuso de elementos de iluminación. Y si uno se fija bien, parece una sucursal de Peusso. Pero a mí me gustaron. Sobre todo el juego con botellas de ginebra de la escalera. La luz, a pesar de la cantidad de artefactos, es la justa y necesaria.
Vamos a lo que sirven: Hay más de una decena de opciones de té en hebras (superemos el saquito!!!). De las más variadas e insólitas especies. Los blends (mezclas) impecables. Recomendaciones: "Enigmas de la noche", que conforman un earl grey Chelsea, té negro Ceylon con té negro chino, con flores de cártamo y extracto de bergamota. Y el "Oscuros hechizos", que es un té negro Ceylan con piel de limón de Sicilia y cáscaras de naranjas españolas. Soberbio. Hay también raíces que son tentadoras (recomiendo la que lleva menta y chocolate). No sólo de té vive el hombre, hay café de diferentes nacionalidades y variaciones como Moka, Capuccinos, Vienes...
La compañía de las infusiones es acotada pero justa. Recomiendo los scons (sobre todo si se quiere apreciar el sabor y el perfume del té) o la cheese cake de naranja (si no te importa nada y querés darte un gusto como Dios manda).
Hay una oferta de desayuno que parece se extiende a la merienda, que trae café, tostadas, queso crema y en copas de Martini, ensalada de frutas prolijamente acomodadas.
Los servicios se presentan en teteras individuales, muy simpáticas, acompañadas por unas trufas de chocolate que se derriten en la boca.
Al mediodía no se quedan cortos, ofrecen un menú que se renueva quincenalmente,

con platos caseros, como los históricos bifes a la criolla (plato con el que crecí porque

era uno de los pocos que aprendió a preparar madre cuando le dijo "si quiero" a padre).
A la noche, sandwichs fríos y calientes, ensaladas (ponderó hermana la llamada "griega"), tablas y tapas acompañando vinos elegidos son la opción.
Probé la de ahumados, que está muy buena, combinada con la Du Sens, que trae hasta un sutil carpaccio (se le podrá llamar sutil al carpaccio???) que me alucinó. Quesitos brie, pasta de berenjenas, verduras asadas, trucha... increible todo
Los postres son acotados, pero también muy correctamente elegidos para cerrar la carta. Y si no, y porqué no, un platito con más trufas y bombones de chocolate. Si vamos a tomar hepatalgina, que sea con justa causa.
La atención es muy buena (rescataron a la moza de La mestiza, a quien ponderé en su oportunidad. Ahora trabaja acá) y los precios, acordes a lo que se ingiere.
Está abierto todos los días de 8 de la mañana hasta la medianoche, salvo los domingos, que cierra a las 13:00 hs.
Bien podríamos parafrasear a la Coca con su "¿Canalla, ¿qué pretende usted de mi?", para reclamar más trufas y más blends, pero me quedo con el final de "El trueno..." cuando moribunda le dice a Armando -que la sostiene entre sus brazos- "Has triunfado. Me voy contenta"
Y yéndose así, solamente resta volver.
Como la Coca. Eterna, que siempre vuelve.


Café Du Sens
Bv. Chacabuco 1028
TE.: 4680174
www.cafedusens.com.ar

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